
En el Antiguo Testamento la impureza estaba asociada con cuatro cosas: (1) la comida, (2) la lepra, (3) el contacto con un cadáver y (4) el nacimiento de un bebe y las funciones sexuales que causan cualquier derrame de sangre en los órgano sexual del hombre o la mujer.
Según el experto bíblico el padre John McKenzie no se puede definir con exactitud los conceptos y el significado de puro e impuro. La pureza estaba asociada con la propiedad de participar en el culto. La moralidad no era un factor; la impureza era de una u otra manera relacionada con una cualidad física. El padre McKenzie sugiere que ya en los tiempos de Jesús los mismos hebreos no entendían con claridad la razón básica para declarar algo como impuro. La purificación de la Virgen María en el evangelio según San Lucas está relacionada con los requisitos del libro bíblico de Levítico 12:1-8.
La Virgen María no se había manchado ni un mínimo con el pecado; ella estaba llena de gracia. Al mismo tiempo ella obedecía las demandas de la ley ritual de los judíos y por eso pasó por la ceremonia de purificación ordenada.
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