viernes, 12 de abril de 2013

Bien Común vs Pasividad


La pasividad ante asuntos tan importantes sería en realidad una lamentable claudicación y una omisión, en ocasiones grave, del deber de contribuir al bien común. Entrarían dentro de esos pecados de omisión de los que -además de los de pensamiento, palabra y obra- pedimos perdón cada día al Señor al comienzo de la Santa Misa. «Muchas realidades materiales, técnicas, económicas, sociales, políticas, culturales..., abandonadas a sí mismas, o en manos de quienes carecen de la luz de nuestra fe, se convierten en obstáculos formidables para la vida sobrenatural: forman como un coto cerrado y hostil a la Iglesia.

»Tú, por cristiano -investigador, literato, científico, político, trabajador...-, literato, científico, político, trabajador...-, tienes el deber de santificar esas realidades. Recuerda que el universo entero -escribe el Apóstol- está gimiendo como en dolores de parto, esperando la liberación de los hijos de Dios».

Del libro Hablar con Dios

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