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martes, 24 de abril de 2012

Hay 15 millones más de católicos en el mundo que en 2009

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Los católicos en el mundo son alrededor de 1.196 millones; en 2009 representaban al rededor de 1.181 millones. Se calcula, pues, un aumento absoluto de 15 millones de fieles, equivalente al 1,3%. Durante los últimos años, además, la presencia de los fieles católicos bautizados en el mundo sigue siendo estable, alrededor del 17,5%. En cuanto a la distribución territorial, los católicos han disminuido en América del Sur y, sobre todo, en Europa. Aumentaron, por el contrario, en África y en el Asia Sudoriental.

Como todos los años esta mañana a 11,00 el Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado vaticano y Mons. Angelo Becciu, Sustituto de la Secretaría de Estado para los Asuntos Generales, le presentaron al Santo Padre el Anuario Pontificio de este 2012. La redacción del Anuario Pontificio de este año estuvo a cargo de Mons. Vittorio Formenti, encargado de la Oficina Central de Estadística de la Iglesia, junto al Prof. Enrico Nenna y demás colaboradores. Al mismo tiempo se presentó el “Anuario Estadístico de la Iglesia”, a cargo de esta misma oficina. El complejo trabajo de impresión de ambos volúmenes se realizó bajo la supervisión del Padre Sergio Pellini S.D.B., de los Comendadores Antonio Maggiotto y Giuseppe Canesso, respectivamente Director General, Director Comercial y Director Técnico de la Tipografía Vaticana. El Santo Padre agradeció su entrega, mostrando vivo interés por los datos ilustrados y pidió que se exprese su gratitud a todos los que han colaborado en esta nueva edición.

De su lectura se observan algunas novedades relativas a la vida de la Iglesia católica en el mundo a partir del año pasado. Los datos estadísticos de 2010 ofrecen un análisis sintético de las principales dinámicas referentes a la Iglesia católica en las 2.966 circunscripciones eclesiales de todo el mundo. Así por ejemplo, se evidencia que los católicos son casi 1.196 millones, frente a los casi 1.181 del año 2009, con un aumento absoluto de 15 millones de fieles, equivalente al 1,3 %. En el curso de los últimos dos años, la presencia de fieles católicos bautizados en el mundo permanece estable, en torno al 17,5 %. Las cuotas territoriales de los católicos del mundo han sufrido variaciones importantes entre los años 2009 y 2010. De hecho han disminuido su importancia en América Meridional, pasando del 28,54 al 28,34 % y, sobre todo en Europa, pasando del 24,05 al 23,83 %. Mientras han aumentado en África, pasando del 15,15 al 15,55 % y en el sur oriental de Asia, pasando del 10,41 al 10,87 %.

Fuente: Catholic.net

domingo, 8 de abril de 2012

Cristo resucitado es la luz que ilumina al mundo

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Cristo es la Verdad que hace libre a quien se deja guiar por sus enseñanzas. Es la Verdad que se impone por sí misma, nunca por la fuerza de la prepotencia. Ese es, en cambio, el poder de la mentira, del error y de la confusión. El poder del odio, del rencor y del deseo de venganza que amargan el corazón humano e instalan la violencia en el seno de los pueblos.
Por Josemaría Arancibia, arzobispo de Mendoza y  Sergio Buenanueva, obispo auxiliar de Mendoza (Argentina)


La liturgia de la noche de Pascua se inicia con el templo a oscuras. En el atrio arde el fuego nuevo del que se tomará la luz para encender el cirio pascual.

Por tres veces, y mientras avanza hacia el altar, el diácono eleva el cirio y mostrándolo a todos, canta: “La luz de Cristo”. El pueblo responde: “Demos gracias a Dios”. Cada uno de los presentes va encendiendo sus cirios y, así, lentamente, el espacio sagrado queda iluminado por una multitud de luces vacilantes. La oscuridad no ejerce más su dominio despótico y atemorizante.

El gesto ritual evoca, con su noble sencillez, la realidad de la fe como experiencia humana: el encuentro con Cristo es un acontecimiento que transforma toda la vida, la ilumina y la colma de sentido. Luz que brilla humildemente, pero que tiene el inmenso poder de vencer las tinieblas más espesas. Esto es lo que indica la palabra “pascua”: pasar con Cristo de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida.

Cristo es la luz del mundo. Esa es la confesión de fe de los cristianos. Él es el Salvador y el Redentor de todos los hombres. “Con su muerte destruyó nuestra muerte, con su resurrección restauró la vida”, reza la liturgia católica de Pascua.

Cristo es la Verdad que hace libre a quien se deja guiar por sus enseñanzas. Es la Verdad que se impone por sí misma, nunca por la fuerza de la prepotencia. Ese es, en cambio, el poder de la mentira, del error y de la confusión. El poder del odio, del rencor y del deseo de venganza que amargan el corazón humano e instalan la violencia en el seno de los pueblos.

Cristo, por el contrario, es la Verdad que conquista al hombre sin violentarlo. “Cristo convence”, como ha escrito un famoso teólogo moderno. Y convence por sí mismo, porque brilla con luz propia. Es la Verdad que nos hace libres. Hasta el fin de los tiempos la mano de Cristo estará tendida, esperando la respuesta de sus hermanos los hombres. Hasta el final, apelará a la conciencia y a la libertad: se muestra, se propone, no se impone.

¿Qué es la verdad?, pregunta el escéptico Pilato al Jesús humillado que han puesto en sus manos. En realidad, no es una pregunta sincera. No es el interrogante del que siente en su interior la insatisfacción de estar en búsqueda, siempre en camino, pero sabiendo que hay algo mayor que lo llama, lo atrae y lo espera. Es la pregunta del que ha sido derrotado por el pesimismo: ya no cree en nada ni en nadie. No hay lugar para ninguna verdad en un corazón así.

TEXTO COMPLETO

martes, 3 de abril de 2012

Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié

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También se compara la Palabra de Jesús con una semilla sembrada en lo más íntimo del creyente. Si es acogida, penetra en el hombre y se desarrolla como una semilla, crece, da fruto y «cristífica», haciéndonos iguales a Cristo. - Por Chiara Lubic

La Palabra, interiorizada así por el Espíritu, tiene realmente la capacidad y la fuerza de mantener al cristiano alejado del mal: mientras deje obrar en él a la Palabra, se mantendrá libre del pecado, es decir, puro. Solamente pecará si deja de obedecer a la verdad.

« Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié ».

¿Cómo vivir entonces para merecer también nosotros el elogio de Jesús?

Poniendo en práctica cada Palabra de Dios, nutriéndonos de ella en cada momento, haciendo de nuestra existencia una obra de continua reevangelización. Todo ello para llegar a tener los mismos pensamientos y sentimientos que Jesús, para hacer que reviva en el mundo, para mostrar a una sociedad tantas veces atrapada en el mal y en el pecado, la pureza divina, la transparencia que da el Evangelio.

Además, durante este mes, si es posible (es decir, si otros también comparten nuestras intenciones), procuremos poner en práctica de forma especial la Palabra que expresa el mandamiento del amor recíproco. Pues para el evangelista Juan, que refiere la frase de Jesús que hoy consideramos, existe un vínculo entre la Palabra de Cristo y el mandamiento nuevo.

Según él, es en el amor recíproco donde se vive la Palabra con sus efectos de purificación, de santidad, de ausencia de pecado, de frutos, de cercanía a Dios. El individuo aislado es incapaz de resistir mucho tiempo las incitaciones del mundo, mientras que en el amor recíproco encuentra el ambiente sano capaz de proteger su existencia cristiana auténtica.

Blogumulus by Roy Tanck and Amanda Fazani

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