San Agustín una vez dijo: “Ser fiel a las pequeñas cosas es una gran cosa”.
La devoción a la familia suena como algo muy simple y lo es.
La gratitud, la humildad y la fidelidad son las pequeñas cosas. Son cosas pequeñas pero al mismo tiempo son
difíciles. Es fácil hablar sobre resolver los problemas en la sociedad con grandes planes políticos y sociales a nivel nacional, porque de esta manera se puede culpar a alguien más, si el plan no funciona.
El cambio personal, la integridad moral del individuo, la fidelidad a las personas y a los principios es un trabajo más difícil, porque estamos atados a nosotros mismos y no podemos culpar a nadie más si fallamos.
Pero si persitimos en estas pequeñas cosas, lograremos una gran cosa. ¡Afectaremos a otros! Una vida con buenas acciones puede comenzar por cambiar el mundo.
Un reportero preguntó una vez a la Madre Teresa de Calcuta el secreto de su éxito. Ella respondió que no había sido llamada para tener éxito, sino para esforzarse. El éxito es un asunto de Dios. Esforzarse es un asunto personal. Ella no fue llamada para encontrar grandes soluciones para la pobreza, sino de vivir la pequeña solución de su amor personal, que a su vez se convertiría en una infección de amor en el corazón de otras personas.
0 comentarios:
Publicar un comentario