¡Tu mensaje de bienvenida, twitter o publicidad aqu�!

| Suscr�bete v�a RSS

jueves, 31 de marzo de 2011

Perros de casa

| 0 comentarios |

“Debemos dar gracias a Dios en todo tiempo por ustedes, hermanos. Es justo hacerlo, ya que siguen progresando en la fe y crece el amor de cada uno a los hermanos.”
2a. Carta a los Tesalonicenses 1:3

Un sacerdote muy perceptivo con el que conversé recientemente me remarcó el hecho de que es Dios quien nos da vocaciones. Además, en nuestro camino por la vida las demás personas como esposas, esposos, compañeros, sacerdotes y hermanas religiosas nos permiten ver como en un espejo lo que somos. Pensé al principio que era cierto porque la gente alrededor mío me recordaba mis puntos débiles. Fue en ese momento cuando él me explicó que todo lo que nos viene en la vida es para que después de la muerte tengamos menos que purgar. Apostaré que nadie podría admitir que la dificultad en mantenerse fiel a los suyos se encuentra, no tanto en los demás, sino en la propia incapacidad para aceptar lo que ve en sí mismo. Esto se refleja en los tiempos que inevitablemente se gasta con los demás.

Por ejemplo, consideremos la historieta de Chekhov’s  La señora con el perro de mascota. En el cuento el personaje principal comete una más de muchas infidelidades, a pesar de las muchas dificultades
logísticas en que se encuentra. Él se da cuenta de que todas las mujeres que alguna vez amó se enamoraron no de él, sino de una imagen que ellas tenían de él. Yo supongo que si ellas se hubieran enamorado de lo que realmente él era, él las hubiera acusado de provocar el mismo aburrimiento que supuestamente encontraba en su esposa. Sin embargo, cuando aceptamos la compañía de Dios dentro de nuestra vida, en vez de ser como el héroe de Chekhov, un tercer factor emerge: la postura de nuestra familia y amigos que se mantiene con nosotros llega a ser un signo del amor y la misericordia que Dios tiene con nosotros. Por eso, no hay razón para huir. El resultado, como dice San Pablo, es una fe que
florece constantemente y un amor que cada vez se hace más grande.

lunes, 28 de marzo de 2011

Respuesta del padre Adolfo a una consulta sobre el aborto

| 0 comentarios |

En la entrada ¿Perdona Dios a la persona que ha tenido un aborto?, un lector hizo la siguiente consulta:

"Pero cuando uno hace la confesión a un sacerdote sobre el aborto, ¿cómo es su actitud? ¿mira a la persona mal o lo podria denunciar ante la ley?"

La respuesta es la siguiente: 

“Primero el sacerdote no puede denunciarlo ante de la ley, porque todos los pecados y posibles pecados que se dicen en la confesión es secreto. El sacerdote que habla de estas cosas es castigado muy severamente por la Iglesia.

Sobre la otra cosa la gran mayoría de la gente que llega a confesarse es porque tiene pecado. Sería dificil de comprender que el sacerdote lo mire feo, pero esto depende del carácter del sacaerdote.  No debería ser así, ya que el sacerdote debe considerer que -incluso él siendo sacerdote- a veces tiene pecados, entonces debería sentir compasión con esa persona, siendo lo más importante que la persona esté arrepentida de corazón.”

lunes, 21 de marzo de 2011

¿Al fin y al cabo, quién actúa?

| 0 comentarios |

Imagen: Aci Prensa

“Estos son nuestros pensamientos en todo momento mientras rogamos por ustedes: que nuestro Dios
los haga dignos de su llamada y que, por su poder, lleve a efecto sus buenos propósitos, haciendo que
su fe sea activa y eficiente. De ese modo el nombre de Jesús, nuestro Señor, será glorificado a través de ustedes y ustedes lo serán en él, por gracia de nuestro Dios y de Cristo Jesús, el Señor. ”

Muchas veces, cuando la gente habla acerca de la santidad, la impresión que uno se lleva es que la santidad es algo reservada para las personas jemplares entre nosotros, aquellos que pueden concentrarse en las cosas del espíritu poniendo a un lado preocupaciones y quehaceres cotidianos.

Nos olvidamos que no fuimos nosotros los que tomamos la decisión de ser bautizados. Nosotros no fuimos quienes decidimos darnos la existencia. Pero, más importante aún, nos olvidamos que al llegar a tener vida humana, la intención de Dios fue de remover una cierta presuposición de nosotros que nos dice que nuestras ansiedades no preocupan a Dios. Nos olvidamos que para caminar con nosotros a lo largo de la historia, Jesús no se basó en cosas vagas o especulaciones.

El grupo de personas que Jesús eligió para hacer su presencia visible en la historia realizará su misión a través de la eficacia de los sacramentos de la Iglesia. Jesús tiene la energía divina de perfeccionar todo lo bueno y lo no tan bueno de nosotros. La mentalidad que separa la santidad del resto de nuestra vida es la misma mentalidad que niega que Dios desea ser visto objetivamente a través de la Iglesia.

 Esta verdad nos lleva a reconocer que son nuestros propios conocimientos y sabiduría que aseguran la presencia de Cristo entre nosotros. Podemos preguntarnos si es el Cristo de la historia o el Hijo de Dios presente por toda la historia que revela su presencia en el mundo. Esa es la diferencia entre ver
a un hombre parado en la esquina de la calle con un letrero que dice arrepentido y ver a la Madre Teresa recogiendo a un hombre muriendo en la calle de Calcuta. ¿Qué es lo que mueve más nuestros corazones?

Para la Madre Teresa, el relacionarse con Cristo no fue algo que ella hiciera después de limpiar las llagas de un hombre enfermo. Era dentro y a través de las verdaderas llagas que ella se relacionó con Cristo.

Blogumulus by Roy Tanck and Amanda Fazani

Entradas populares

.

Add to Technorati Favorites

Porque creo en tu WEB

La hora

.

Para debatir

Palabra de Vida