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miércoles, 30 de diciembre de 2009

La ley y el amor

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Porque mientras que la ley fue dada por medio de Moisés, la gracia y la verdad llegaron por Jesucristo. (Juan 1-17)


Para los que son indisciplinados y tienen necesidad de una dirección constante, las leyes son un gran beneficio. Los que viven en la justicia y cumplen sus responsabilidades,  la llamada a amar es una gracia sin precio. En las etapas diferentes en nuestra peregrinación humana, necesitamos ambas bendiciones: las  leyes en los días de nuestra juventud intranquila; y el amor en las etapas de la madurez.


Moisés es símbolo de la ley. Bajó de la montaña con sus santas tablas de piedra donde fueron labradas los principios que protegen y promueven las relaciones con Dios, con otros, y con nosotros mismos.

Los mandamientos son normas que nos llevan a la libertad auténtica. Mantienen el rio en su límite y previene la inundación destructiva de energía humana que puede causarnos daño a nosotros,  a nuestra relación con Dios y con otras personas.

Jesús atesoró los escritos de las escrituras hebreas y conoció bien la Ley de Moisés. Edificando sobre esta base, nuestro Señor nos llamó a una vida de amor con sacrificio, a darse  uno mismo imitándolo a él. El amor no solamente cumple con la ley,  va mas  allá de ella porque trae la felicidad y la paz que solamente el amor duradero puede alcanzar.

Moisés  entendió bien  la centralidad del amor. En su experiencia del arbusto ardiente, Moisés  tuvo un encuentro con Dios  quien es amor. Esa revelación dio forma y cambió para siempre el corazón de Moisés. En lo profundo de su ser  supo que la santidad es algo más que mantener la ley; la santidad implica el llegar a ser una persona amable.

La enseñanza de Jesús sobre el amor no era ni romántica ni sentimental. El amor que él enseñó incorporó la ley de la Cruz. Cualquiera que lo siga sobre su senda de amor, tendría que aceptar la ley de cargar su cruz cotidianamente. Por eso el ser discípulo implica que uno abraza la ley y el amor.


Santa Teresita del Niño Jesús, doctora de la Iglesia, escribió en su autobiografía: La historia de un alma: ”oh ¡Cómo amo este Nuevo mandamiento siendo que me da la seguridad que tu divina voluntad es amar en mí a todos los que tú me ordenas amar!”

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Blogumulus by Roy Tanck and Amanda Fazani

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