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lunes, 30 de mayo de 2011

Sé tu mismo

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“Y todo lo que puedan decir o hacer, haganló en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Cualquier trabajo que hagan, háganlo de buena gana, pensando que trabajan para el Señor y no para los hombres. Bien saben que el Señor los recompensará dándoles la herencia prometida. Su Señor es Cristo y están a su servicio.”
(Carta a los Colosenses 3:17,23-24)

El profesor de Religión le preguntó a Roberto: “¿Puedes darme una cita de alguno de los santos?” Roberto, que estaba estudiando las notas para su examen de Inglés dijo: “Sé tú mismo”. “¿Y qué santo dijo eso?”, preguntó el profesor.”¿San Pablo?” susurró Roberto tratando de adivinar. “No,” dijo el maestro, que había visto las notas, “fue escrito por Shakespeare.” “Apuesto que las copió de San Pablo”, dijo el niño.

Claro Shakespeare no copió las palabras de San Pablo, pero podría haberlo hecho, si hubiera leído con atención este pasaje de Colosenses. San Pablo, en efecto, nos está exhortando a ser lo que realmente somos en todo lo que hagamos. Para recoger el significado del pasaje Shakespeare tendría primero que haber consultado una fuente más vieja. Al filósofo de la Antigua Grecia Sócrates le gustaba consultar el oráculo de Delfi: “Conócete a ti mismo”. Para ser lo que realmente somos, uno primero debe conocerse. 

Una de las frases favoritas de San Pablo es “en Cristo” que va a nuestras raíces: somos miembros del Cuerpo de Cristo. Para actuar como verdaderamente somos tenemos que actuar siempre en el nombre de Jesucristo, porque hemos estado unidos íntimamente con él. Podemos actuar desde el corazón, porque nuestros corazones pertenecen a Cristo quien los llena de gracia. No debemos quedar indecisos entre la literatura inglesa y la filosofía de la Antigua Grecia, debemos descubrir qué es lo que significa hablar y actuar con el corazón afianzado en Cristo. El Evangelio es el punto de referencia  con el que verificamos la autenticidad de nuestras palabras y hechos. Buscamos ser verdaderos con nosotros mismos siendo verdaderos con Cristo, no por otra causa, sino por la causa de EL. Ser verdaderos con El es ser agradecidos con su amor. Y solamente siendo verdaderos con El podremos servir genuinamente a otros.

La recompensa es grande: Nosotros que somos el Cuerpo de Cristo, somos los herederos de su Gloria. ¡Demos siempre gracias a Dios!

lunes, 9 de mayo de 2011

Regalo de uno mismo

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Nuestra Señora de Jerusalén
Por el contrario nos hicimos pequeños entre ustedes, imitando a la madre que juega con su criatura. Y era tal nuestra preocupación por ustedes, que estábamos dispuestos a darles, no solo el Evangelio, sino también nuestra propia vida, tan queridos habían llegado a ser para nosotros.
(1a. Carta a los Tesalonicenses 2:7-8)

Mi hermana recientemente tuvo su primer bebé, ¡Que bebé más lindo! Mara ha crecido con una velocidad increíble, en cada visita al doctor supera en peso al 99% de los bebés de su misma edad.

Cristina llama frecuentemente para reportar: “¡Mara ha estado amamantando todo el día, va a crecer nuevamente!” A veces solamente llama para compadecer, porque ha estado todo el día dándole de tomar leche, sin importarle cuanto tiempo esté haciéndolo.

Hablamos y reflexionamos sobre lo que vemos a nuestro alrededor: una cultura de distancia entre las madres y sus bebés. Es tan fácil para el bebé ir de la cuna a la mecedora y de ahí al asiento para el carro con solamente un par de paradas en los brazos de alguien para comer. “No hay amor sin sacrificio propio”, mi hermana y yo estamos de acuerdo. En efecto, ese tiempo amoroso entre la madre y su hijo, cuando la madre amamanta al bebé con su propio cuerpo, deleita al niño con su propia sonrisa o lo mece con su propio cuerpo, todo eso es la primera experiencia que tiene el niño del amor sacrificado. Es más, es la primera experiencia del niño del amor divino.

En el Arte Sagrado vemos a veces en paralelo las imágenes de Jesús crucificado y María amamantando
al infante Jesús en su pecho: el sacrificio personal de María anticipando el de Jesús, el sacrificio personal
de Jesús haciéndo el de ella posible. Pablo muestra una imagen similar en los Tesalonicenses, “nos hicimos pequeños entre ustedes, imitando a la madre que juega con su criatura.” En esta hermosa imagen de María él nos enseña que el Evangelio entra en el mundo, no como simples palabras, sino como un regalo de su persona y su presencia, en cuerpo y sangre.

Así es para todo nosotros los que buscamos llevar el Evangelio a otros, como madre amorosa, padre
compasivo y amigo fiel. ¡La palabra se debe hacer carne!

martes, 12 de abril de 2011

Vestido para el éxito

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“Nosotros, en cambio, por ser del día, permanezcamos despiertos; revistámonos de la fe y del amor como de una coraza, y sea nuestro casco la esperanza de la salvación.”
(1a. Carta a los Tesalonicenses 5:8)

Imagen: conventos-clausura.blogspot.com
Los expertos en cultura nos dicen que aquellos que son exitosos son aquellos que decidieron primero colocarse el vestido del éxito. Los vendedores y las mujeres que trabajan fuera de la casa tienen más probabilidades de tener éxito si están haciendo sus llamadas de ventas en un traje que en sus pijamas. Incluso las mamás que trabajan en casa son más productivas si se cambian las batas de dormir y pantuflas y se “colocan zapatos”. Por lo tanto no es de extrañar que San Pablo nos anima para vestirnos en la fe y equiparnos con las virtudes de la fe, la esperanza y el amor. Es tentador concluir que este tipo de pensamiento es extraño pero no es para una persona moderna.

Después de todo, tenemos muchas más maneras interiores y sicológicas de expresar nuestra necesidad de preparación espiritual. La fe tiene que ver con lo que está dentro de mí, lo que fluye de mí. ¿Quién necesita una tenida de ropa espiritual? ¡Nosotros! Al decidirnos colocarnos el vestido de la fe, nos comprometemos  a vivir externamente la fe que tenemos dentro.

Todo niño que alguna vez ha usado de disfraces conoce este secreto: si tú te disfrazas de rey, es más fácil actuar como un rey; y ciertamente, una cosa es profesar nuestra lealtad a un rey celestial y otra muy distinta ser real hacia los demás,

Al colocarse el vestido de la fe, nos renovamos en una vida de fe que está expresada en nuestro comportamiento y en nuestra conducta, en nuestras maneras y manierismos, en la forma que hablamos y actuamos con los demás. Dejemos, entonces, que las palabras de San Pablo entren al corazón. Hoy pongámonos la coraza de la fe y el amor, y el casco que es la esperanza de la salvación. Esta es un forma espiritual de vestirse para el éxito.

jueves, 31 de marzo de 2011

Perros de casa

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“Debemos dar gracias a Dios en todo tiempo por ustedes, hermanos. Es justo hacerlo, ya que siguen progresando en la fe y crece el amor de cada uno a los hermanos.”
2a. Carta a los Tesalonicenses 1:3

Un sacerdote muy perceptivo con el que conversé recientemente me remarcó el hecho de que es Dios quien nos da vocaciones. Además, en nuestro camino por la vida las demás personas como esposas, esposos, compañeros, sacerdotes y hermanas religiosas nos permiten ver como en un espejo lo que somos. Pensé al principio que era cierto porque la gente alrededor mío me recordaba mis puntos débiles. Fue en ese momento cuando él me explicó que todo lo que nos viene en la vida es para que después de la muerte tengamos menos que purgar. Apostaré que nadie podría admitir que la dificultad en mantenerse fiel a los suyos se encuentra, no tanto en los demás, sino en la propia incapacidad para aceptar lo que ve en sí mismo. Esto se refleja en los tiempos que inevitablemente se gasta con los demás.

Por ejemplo, consideremos la historieta de Chekhov’s  La señora con el perro de mascota. En el cuento el personaje principal comete una más de muchas infidelidades, a pesar de las muchas dificultades
logísticas en que se encuentra. Él se da cuenta de que todas las mujeres que alguna vez amó se enamoraron no de él, sino de una imagen que ellas tenían de él. Yo supongo que si ellas se hubieran enamorado de lo que realmente él era, él las hubiera acusado de provocar el mismo aburrimiento que supuestamente encontraba en su esposa. Sin embargo, cuando aceptamos la compañía de Dios dentro de nuestra vida, en vez de ser como el héroe de Chekhov, un tercer factor emerge: la postura de nuestra familia y amigos que se mantiene con nosotros llega a ser un signo del amor y la misericordia que Dios tiene con nosotros. Por eso, no hay razón para huir. El resultado, como dice San Pablo, es una fe que
florece constantemente y un amor que cada vez se hace más grande.

lunes, 21 de marzo de 2011

¿Al fin y al cabo, quién actúa?

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Imagen: Aci Prensa

“Estos son nuestros pensamientos en todo momento mientras rogamos por ustedes: que nuestro Dios
los haga dignos de su llamada y que, por su poder, lleve a efecto sus buenos propósitos, haciendo que
su fe sea activa y eficiente. De ese modo el nombre de Jesús, nuestro Señor, será glorificado a través de ustedes y ustedes lo serán en él, por gracia de nuestro Dios y de Cristo Jesús, el Señor. ”

Muchas veces, cuando la gente habla acerca de la santidad, la impresión que uno se lleva es que la santidad es algo reservada para las personas jemplares entre nosotros, aquellos que pueden concentrarse en las cosas del espíritu poniendo a un lado preocupaciones y quehaceres cotidianos.

Nos olvidamos que no fuimos nosotros los que tomamos la decisión de ser bautizados. Nosotros no fuimos quienes decidimos darnos la existencia. Pero, más importante aún, nos olvidamos que al llegar a tener vida humana, la intención de Dios fue de remover una cierta presuposición de nosotros que nos dice que nuestras ansiedades no preocupan a Dios. Nos olvidamos que para caminar con nosotros a lo largo de la historia, Jesús no se basó en cosas vagas o especulaciones.

El grupo de personas que Jesús eligió para hacer su presencia visible en la historia realizará su misión a través de la eficacia de los sacramentos de la Iglesia. Jesús tiene la energía divina de perfeccionar todo lo bueno y lo no tan bueno de nosotros. La mentalidad que separa la santidad del resto de nuestra vida es la misma mentalidad que niega que Dios desea ser visto objetivamente a través de la Iglesia.

 Esta verdad nos lleva a reconocer que son nuestros propios conocimientos y sabiduría que aseguran la presencia de Cristo entre nosotros. Podemos preguntarnos si es el Cristo de la historia o el Hijo de Dios presente por toda la historia que revela su presencia en el mundo. Esa es la diferencia entre ver
a un hombre parado en la esquina de la calle con un letrero que dice arrepentido y ver a la Madre Teresa recogiendo a un hombre muriendo en la calle de Calcuta. ¿Qué es lo que mueve más nuestros corazones?

Para la Madre Teresa, el relacionarse con Cristo no fue algo que ella hiciera después de limpiar las llagas de un hombre enfermo. Era dentro y a través de las verdaderas llagas que ella se relacionó con Cristo.

lunes, 28 de febrero de 2011

Aquí y ahora

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Imagen: ACIPrensa.com

“Pero nosotros tenemos que dar gracias en todo momento por ustedes, hermanos amados por el Señor, pues Uds. son la parte de Dios y fueron elegidos para que se salvaran mediante la  verdadera fe y fueran santificados por el Espíritu.”
(2a. Carta a los Tesalonicenses 2:13)

Cualquier persona que haya intentado enseñar religión a alumnos de secundaria probablemente aprendió que el hablar a los jóvenes de quarks, la partícula constituyente de la materia, es menos abstracto que el hablar del cielo y del infierno. La verdad es que nosotros percibimos las realidades eternas como irrelevantes en comparación con lo que podemos ver, oir o tocar. Cuando se toca el creer en las acciones de Dios, la mayoría de nosotros las relacionamos más fácilmente con las catástrofes físicas como terremotos o eclipses lunares que con hechos históricos como es la liberación de los israelitas de Egipto; un montón de nómadas en el desierto que cruzaron el mar sin ahogarse y que fueron guiados por un tartamudo, como Moisés.

Y así es con nosotros cuando San Pablo nos dice que somos los primeros frutos de la salvación.  Nosotros pensamos en la salvación como algo parecido al reloj que marca nuestra asistencia al trabajo. Cuando hemos terminado nuestros esfuerzos para vivir nuestra vida del modo más noble posible y alcanzamos el fin de nuestra vida es como terminar la jornada de trabajo. La verdad es que no hay tal cosa como un fin a la jornada de la vida, siendo que tenemos que vivirla noblemente cada hora. La eternidad, el cielo y el infierno son realidades que ya hemos empezado a vivir acá. Diciéndolo sencillamente, o estamos orientados a relacionarnos con nuestro Creador o estamos alejándonos de esa relación. ¡Quien sabe si tal vez pensamos que las personas que van en dirección opuesta o los que están a nuestras espaldas nos van a golpear!

Es por esto, que como cristianos, Él nos ha tomado por el Bautismo miembros de su pueblo definitivo. Así hizo con los antiguos israelitas a pesar de todas sus debilidades, fobias y traiciones. Esos israelitas fueron un signo para los egipcios de que estaban lidiando con algo más grande que un montón de esclavos que fabricaban tiendas de campamento y que hacían ladrillos.

Lo mismo hicieron los romanos que a pesar de exponer a la muerte al puebo elegido de Dios fueron forzados a ver que ellos no podían poner  fin a un hecho histórico.

Al hacernos sus primeros frutos Dios demuestra que EL está en el cielo y que también está presente entre nosotros acá en la tierra.

martes, 8 de febrero de 2011

La culpa

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Imagen: arandapolitica.blogspot.com
(2a. Carta a los Tesalonicenses 3:3)“El Señor es fiel: a ustedes los fortalecerá y preservará del Maligno.”

En la niñez las pesadillas toman forma de mounstros cazándonos. En la edad adulta las imágenes cambian por otras más sofisticadas que reflejan cosas como el miedo de volar o ansiedad acerca de la relación que tenemos con nuestro padre o nuestro jefe.

Es divertido como Dios nos enseña lo que es la maldad. Cuando somos niños, nos hace percibir mounstros que nos atrapan. Cuando somos adultos creemos que hemos superado estos temores, ciegos a la identidad del monstruo y llenos de culpas por cómo hemos sido enrredados con sus trucos. Y es aquí cuando quedamos atrapados: nos entrenamos para acostumbrarnos al descontento y enajenación del mal, desde que el truco del pecado no es el Diablo mismo así como el odio o desinterés que engendra, el sentido de que no somos hijos del Padre y que no podemos darle la cara. Así construímos nuestras vidas y nuestras culturas, en torno al dolor de la pérdida de identidad.

La poeta Anne Bradstreet, en el poema Al quemar nuestra casa, cuenta en verso como el fuego destruyó su casa en 1666. Debió ser algo que ella merecía por haber puesto tanta importancia a las cosas materiales, como si necesitara un tipo de auto-recriminación para complacer a Dios. Pero, eso nunca es el caso.

Cristo nos protege del Mal ofreciéndonos su libertad, que siempre abre la puerta a la atracción de su amor. Todo lo que Cristo nos pide es nuestro arrepentimiento, es decir, el ser capaces de reconocer que hemos ido en contra de nosotros mismos y de la realidad. Es por eso que necesitámos una acción concreta. Esa acción es la confesión, siendo que la buena nueva de nuestra salvación es que Cristo mismo nunca nos culpa. El no se queja de nosotros, sino que muestra misericordia en todo momento - algo que ninguna cultura humana antes de la llamada de Abraham, nuestro padre en la fe, aún había oído. 

martes, 11 de enero de 2011

En Dios confiamos

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boticorleone.blogspot.com

“Debes saber que la raíz de todos los males es el amor al dinero. Algunos, arrastrados por él, se extraviaron lejos de la fe y se han torturado a sí mismos con un sin número de tormentos”
(1a. Carta a Timoteo 6:10)

Difícilmente podemos culpar al dinero en sí, porque en cada billete de un dólar en los Estados Unidos tenemos un claro recordatorio: “En Dios confiamos.” ¿Porqué es entonces el amor al dinero la raíz de todos los males?

En primer lugar, es muy fácil encontrar una referencia a este versículo de la Escritura en ocasiones que no corresponden e interpretándolo de mala manera, “el dinero es la raíz de todos los males”. Lo que dice San Pablo es claro y él no dice lo anterior siendo que mayormente se esfuerza en predicar el cuidado de los pobres y por eso él hizo muchas colectas en favor de los pobres. Más bien, es el desordenado amor al dinero que claramente es la raíz de todos los males. ¿Por qué es así? El dinero para algunas personas representa de uno u otro modo el poder: en la salud, el dinero nos da el poder de decidir a que doctores ir; en la educación, el dinero nos da el poder de decidir dónde y quiénes  educarán a los hijos; en el consumismo, el dinero nos da el poder de poseer bienes que otros no pueden tener y que son superfluos. Frecuentemente en el dinero confiamos se convierte en una profesión de fe y en un sentimiento que no expresamos con palabras.

El hecho es que mientras más posesiones tenemos más nos encontramos plagados con preocupaciones. Nos preocupamos de la mantención y la seguridad por esas posesiones nuestras. 

También nos preocupamos de obtener nuevos y mejores elementos cuando el tiempo llega a los que ya tenemos. Nos preocupamos tanto de las cosas que colocamos a las personas que nos rodean en segundo lugar. Si realmente vemos el billete de un dólar y seguimos su mensaje, no lo deberíamos guardar más de lo justamente necesario, es decir, lo suficiente hasta encontrar otra persona que necesite el mensaje del billete también. “En Dios confiamos” no es solamente un diseño para un billete: es un modo de vivir la vida que nos mantiene fuertes en la fe y libres de muchos dolores.

jueves, 6 de enero de 2011

La persecución

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Fuente: ACI Prensa
“Procura ser religioso y justo. Vive con fe y amor, constancia y bondad”
(1a. Carta a Timoteo 6:11)

San Pablo no nos pide estudiar que es la justicia, la devoción, la fe, el amor, la paciencia y la bondad, o pensar en ellos o rezar para poseerlos. El nos pide perseguirlos, es decir, ir detrás de ellos para poseerlos. ¿Por qué? Porque son muy difíciles de alcanzar.

Algunas veces la traducción de las palabras originales que están en griego o latín no comunican su peso en una traducción española.

Ser justo, a veces se traduce como ser rectos, pero de hecho se refiere al juicio y la justicia de Dios.

Ser religioso no se refiere a una devoción ordinaria. Las personas pueden hacerse devotas a cosas que no valen su respeto. Más bien se refiere a la devoción al bien, la cual se identifica con Dios. Por ejemplo nuestra devoción a los santos debería llevarnos a encontrar a Dios que es la bondad en sí misma.

La fe en el Nuevo Testamento siempre se refiere a una confianza total en Dios y a ser leal a El.

El amor al que se refiere San Pablo acá no es el eros (el deseo sexual), o filantropía (el amor por el servicio caritativo a otros o la amistad creada por un amor puramente humano). El amor más bien es imitar a nuestro Señor quien se entregó por completo a nosotros.

La constancia se ve a veces como resistencia. Esto no es la paciencia humana ni una resistencia natural. Más bien es el poder de esperar pacientemente y soportar la presencia de la tentación, porque sabemos que Dios es fiel y no nos abandona porque somos tentados.

La mansedumbre es a veces confundida con la bondad. Desafortunadamente en el español estas dos palabras denotan debilidad, pero no hay nada de débil en lo que Jesús dice de sí mismo: “Yo soy manso y humilde de corazón.”  Más bien, estamos llamados a perseguir la actitud del mártir que se para delante de sus acusadores y encara la muerte con absoluta serenidad. El sabe que todo está en las manos de Dios. Debido a su mansedumbre, el mártir tiene un poder que aquellos que usan la fuerza no pueden vencer.

No estamos llamados a tener un poco más de paciencia, a tener un poco más de amor, a tener un poco más piadad; al contrario, estamos llamados a ser reflejos de Cristo. Debido a que ninguno de nosotros podemos imitarlo perfectamente, siempre vamos a tener que estar buscando esa perfecta imitación.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La antítesis de la sabiduría

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genciencia.com
Conserva el depósito de la fe, evita las palabrerías inútiles y mundanas así como las discusiones procedentes de una falsa ciencia. Por darle crédito, algunos se han alejado de la fe. La gracia esté con todos ustedes.”
(1a. Carta a Timoteo 6:20-21)

Un sacerdote me llamó y me preguntó si podía ayudar a un estudiante que estaba teniendo ciertos problemas escribiendo un ensayo para un curso que tomaba en la Universidad. El estudiante me trajo el libro usado como texto en el curso. El me dijo que el texto no tenía ni pies ni cabeza para él. La profesora le estaba dando solo malas notas y a él le estaba saliendo una úlcera. Me tomó varios días para entender lo que la autora del texto estaba tratando de decir. Tuve que leer muchas secciones un par de veces. Las oraciones eran largas y complicadas. Ella usaba palabras que no estaban en el diccionario y que aparentemente la maestra que era autora del texto había inventado. Hubiera sido más fácil si el libro hubiera estado en griego. A pesar de eso, después de algo de investigación fui capaz de comprender el objetivo de la maestra. Me di cuenta que ese libro correspondía perfectamente con los sonidos vacíos y los pseudo conocimientos acerca de los cuales San Pablo había advertido a TImoteo.

En griego, la palabra en la carta de San Pablo traducida como absurdidad es antitesis. Si la tesis es lógica, entonces este texto de la maestra perfectamente entra en esa descripción de algo absurdo, ya que en su mayor parte es ilógico. Al parecer la autora estaba impulsada por deseos perversos que le llevaba a atacar el valor de la vida, familia, matrimonio, maternidad; es decir, y lo que significa ser un hombre o una mujer. Según el libro de la maestra, todo lo que creemos como real y natural no es nada más que una construcción social designada para oprimir a las mujeres.

El libro montaba un ataque frontal contra la ley natural y la lógica. De ninguna manera se puede discutir con estas personas que creen en lo absurdo, porque ellas rechazan la lógica y la ley natural, que son la base para cualquier discusión razonable.

Desafortunadamente, en muchas escuelas algunos profesores enseñan lo absurdo y en esos casos los estudiantes deberían hacer caso a la advertencia de San Pablo evitando esta ciencia falsa.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Las fuerzas especiales de Cristo

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aciprensa.com

“ Soporta las dificultades como un buen soldado de Cristo Jesús.”
(2a. Carta a Timoteo 2:3)

Como vemos en la vida de Cristo Jesús, San Pablo y los primeros discípulos la vida Cristiana no es fácil.

Jesús quiere que sus seguidores reconozcan los costos de la disciplina. Por medio de una imagen El dice que  debemos comportarnos como un general antes de la batalla calculando lo que va a costar conquistar un gran ejército invasor armado. El único camino para triunfar contra las fuerzas poderosas que están en contra de nosotros, dice Jesús, es haciendo una elección radical prefiriendo a El sobre todos nuestros familiares y las posesiones materiales. Tenemos que alzar nuestra cruz cada día y seguirlo hasta la crucifixion. Tenemos que elegir  la vida con El, incluso si eso significa nuestra muerte, muerte social o física.

San Pablo se enlistó en el ejército de Cristo y nunca dejó de luchar la batalla de la fe.  El soportó las dificultades que se le presentaron al lado de Cristo; y así suplió lo que faltaba en los sufrimientos de Cristo por el bien de la Iglesia. Al final de su vida, el animó a Timoteo de la misma manera para que hiciera su parte como “buen soldado de Cristo Jesús.”

Un buen soldado está centrado cuando sabe cumplir con obligaciones y es disciplinado, obediente, valiente, leal y honorable. El funciona como un miembro de una unidad, peleándo por algo mayor que sí mismo. El está acostumbrado al sacrificio. El está dispuesto a dar su vida por los demás. De hecho, toda disciplina debería tener estos rasgos de soldado.

Hoy en día algunos se resisten a estas imágenes militares como indignos del Evangelio. Ellos dicen que Cristo vino a traer paz, y transformarnos en hacedores de la paz. Aparentemente a Poncio Pilato y los líderes judíos no les llegó este mensaje a tiempo.

Cristo subrayó, de hecho, que no llegó a traer paz sino la espada; llegó para apostar su vida; llegó para salvar a su rebaño. En el campo de batalla de la vida la paz no se alcanza negociando con las fuerzas del mal, sino de conquistando el mal con amor.

La guerra continua y Cristo aún está buscando algunos buenas personas para ser parte de su ejército del amor.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Un paso lento a la sabiduría en un mundo apresurado

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“ Seguramente el Señor hará que lo comprendas todo.”
(2a. Carta a Timoteo 2:7)
Hoy en día estamos bombardeados con tanta información que pocos de nosotros tenemos tiempo para procesarla.

Las noticias ya no llegan con el diario de la mañana, sino durante las 24 horas del día en canales de noticias por cable y cientos de páginas web. Al mismo tiempo recibimos más correos y mensajes de texto instantáneos en el día de los que podemos responder. Además, cuando estamos lejos de la computadora, la inundación no termina, ya que casi todo está ahora disponible en nuestros teléfonos móviles de alta tecnología, que vibra más en una hora de lo que cualquier teléfono de casa puede sonar en el día completo.

Mientras los teclados y los remotos universales han puesto más información al alcance de nuestros dedos de lo que jamás había pasado, probablemente hay menos información que pasa de nuestros dedos a nuestros cerebros.  En verdad muy poca información en verdad llega a ser parte de nosotros.
Debido a que estamos estacionados en medio de la autopista de la información con sus tantos hechos y cifras que pasan a velocidades de vértigo, el mensaje de San Pablo ahora es más relevante para nosotros que para el joven Timoteo: “Seguramente el Señor hará que lo comprendas todo.”

Para entender cualquier cosa, debemos calmarnos y reflexionar sobre eso. Esto es más cierto aún cuando hablamos de cosas de fe, cuando nuestra reflexión debe tomar forma de meditación u oración con Dios. Las oraciones son los medios por los cuales la fe busca el entendimiento y el Señor en su bondad nos ayuda a encontrarlo.

Como aquellos que fueron llamados a evangelizar el areópago ciberespacial, nosotros necesitamos esta plegaria de reflexión hecha del modo antiguo y el entendimiento divinamente asistido más que nunca.

viernes, 29 de octubre de 2010

La lista de Dios

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http://www.lacienciaficcion.com/wp-content
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“ Por eso lo soporto todo por el bien de los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que se nos dio en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna .”
(2a. Carta a Timoteo 2:10)
Oscar Schindler fue un codicioso hombre de negocios y mujeriego, pero cuando descubrió que los Nazis estaban matando a los judíos en los campos de concentración, negoció con ellos para comprar a algunos como esclavos para sus industrias.

Después de hacerse amigo de un brillante judío, que llegó a ser su administrador, y enamorarse de la judía que era su sirvienta, se dio cuenta que aquellos llevados a los campos de concentración no eran insectos que podían ser incinerados en masa, sino humanos como él.  Experimentó una profunda conversión, mostrada en la película de 1993, ganadora del Oscar, “La lista de Schindler”, y decidió usar todos sus recursos para comprar judíos, ya no para aumentar el número de sus trabajadores sino para salvarlos del sufrimiento y la muerte. Liquidó todo el dinero de su negocio y sus bienes personales hasta que no le sobró un centavo para salvar otra vida.

En total 1300 personas de la lista de Schindler fueron salvados. La lista de aquellos judíos que eran redimidos. Ese número pareciera minúsculo comparado con los seis millones de judíos que murieron durante el Holocausto. Pero al final de la película, aquellos que Schindler salvó y su descendencia pusieron rocas en su tumba en Jerusalén y dijeron: “Si tú salvaste uno, salvaste a una nación.” El número de aquellos que salvó Schindler con sus sacrificios se ha multiplicado de generación en generación.  

Cada uno de nosotros es llamado a ser un Schindler espiritual, es decir, gastar nuestros recursos y energies para salvar la preciosa e irreemplazable vida de otros de alguien más malvado que Hitler y una fatalidad más grande que los campos de concentración.
En el pasaje de hoy, San Pablo muestra cuan seriamente él tomó esta misión de rescate. El lo soportó por el bien de los elegidos, para que ellos alcancen la salvación de Jesucristo. Trató de incluir todos los que pudo en la lista de Dios. La misión de rescate está ahora en nuestras manos.

martes, 5 de octubre de 2010

Hablando menos

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Imagen: edgardodonato.com

“ No participes en conversaciones inútiles y extrañas a la fe, que solamente hacen progresar en la ignoracia de Dios. Son doctrinas que se propagan como la gangrena.”
(2a. Carta a Timoteo 2:16-17)

Las buenas hermanas Benedictinas me enseñaron en el colegio que Dios nos había dado dos ojos, dos orejas y una boca; de esta manera podríamos ver más, oír más y hablar menos. Algunos pueden argumentar que esa era la forma que nos mantenían callados mientras duraba la clase. Pero a medida que los años han pasado me he dado cuenta que sus palabras contienen mucha sabiduría.

Vivimos en una sociedad que está obsesionada con hablar. Tenemos incluso en cada estación de televisión profesionalmente hablando“una cabeza de los programas de conversación”. Y todo lo que hacen es hablar, hablar y hablar. Parece no importar lo que dicen, mientras sigan hablando. De hecho mientras más escandalosas sus palabras, más espacio televisivo ganan y más rápido se esparce su mensaje.

Se ha escrito que personas con mentes brillantes hablan sobre ideas, gente con mentes promedio hablan  acerca de cosas, y gente con mentes dormidas hablan sobre otras personas. Y la verdad es que cuando pasamos mucho tiempo hablando inútilmente de otras personas, rápidamente se nos acaban las cosas buenas para decir y es cuando caemos en el chisme y en el escándalo.

Es fácil enamorarse del sonido de nuestra propia voz y asumir la profundidad de nuestras palabras. Pero a veces la persona más callada del salón es la que más aprende.

Hay un viejo dicho que utilizan los profesionales del derecho: Si le das mucha cuerda a una misma persona, se puede llegar a ahorcar. Es por eso que al abogado defensor generalmente no le gusta que su cliente suba al estrado mientras que el abogado demandante hará todo lo posible para dejar que el defendido hable tanto que sus propias palabras lo condenen.

Así que la pregunta no es: ¿Qué digo?, sino, ¿Qué es lo que las cosas que yo digo dicen de mí?   

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Limpiando el disco duro

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Imagen: pctechguide.com

“ Si alguno, pues, trata de no cometerlas faltas de que hablo, sera como vajilla noble: sera santo, útil al Señor, apropiado para toda obra buena. ”
(2a. Carta a Timoteo 2:21)

Una vez tuve una computadora, que cuando compré era la última tecnología. Durante el paso de los años, compré e instalé diversos sistemas operativos que prometían mejorar el desempeño de la unidad.

Un día, después de que instalé el último y más moderno sistema operativo, mi computador colapsó. A pesar de mi entrenamiento como ingeniero, no pude darme cuenta porque no funcionó más.

Empaqué la computadora y la llevé a un experto. Cuando le expliqué lo que sucedió, el experto
me preguntó si había borrado el sistema operativo anterior de mi computador antes de instalar el
nuevo. “No”, le dije. “He estado instalando sistemas operativos nuevos sobre los antiguos durante
años.”

“Entonces ese es tu problema ,” me dijo. “Tu computadora tiene tantas órdenes que le indican cómo operar que no sabe qué hacer. Por eso se apagó.” Procedió entonces a borrarle todos los sistemas operativos anteriores y le colocó el último que yo había comprado. Y la computadora funcionó magníficamente.

De aquella experiencia aprendí que nosotros no solo debemos limpiar los discos duros de nuestras computadoras, sino más importante aún debemos limpiar los discos duros de nuestra vida. Muchas instrucciones antiguas pueden hacer que nosotros nos cerramos dentro de nosotros mismos, causando reacciones inapropiadas o apagones.

¡En el mundo actual tenemos tantas voces compitiendo por nuestra atención! Por eso, es vital acumular todas las fuerzas que nos impulsan hacia adelante para poder llevar también el equipaje que insistimos cargar a lo largo de nuestra vida, eliminando lo que no es beneficioso. Así solamente podremos vivir utilizando todo nuestro potencial, beneficiando nuestra vivencia católica y listos para hacer el trabajo diario correctamente.

martes, 21 de septiembre de 2010

La dirección que estás mirando

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Imagen: encuentros.com
“ Mientras tanto los pecadores y los embusteros irán de mal en peor, yendo juntos los engañadores y los engañados .Tú, en cambio, quédate con lo que has aprendido y de lo que estás seguro, sabiendo de quiénes lo recibiste. Además, desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras. Ellas te darán la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús ”
(2a. Carta a Timoteo 3:13-15)

Una vez un amigo fue a aprender como montar un caballo en una escuela de equitación. El admitió que no sabía nada acerca de montar a caballo. Afortunadamente había un instructor que le guió durante todo el proceso y que le dio unas indicaciones muy requeridas.

“Una cosa más”, agregó el instructor después de que montó. “No dejes que el caballo camine pegado a la muralla.”

“¿Cómo? ,” dijo mi amigo.

“El tratará de empujarte contra la muralla para hacerte caer”, le avisó. “No dejes que lo haga.”

“Bueno, ¿cómo prevengo que vaya contra la muralla?,” mi amigo preguntó.

“Solamente mira en la dirección que quieres que el caballo vaya” , le dijo calmadamente.

“Pero, ¿cómo sabrá él donde estoy mirando?”

“El sabrá,” le contestó.

Cuando dieron la primera vuelta, el poderoso animal empezó a dirigirse a la pared.

“¿Qué está haciendo el animal?,” le preguntó el instructor.

“Está yendo hacia la pared,” le respondió mi amigo.

“¿Qué estás mirando? ,” le preguntó.

“La pared.”

“Bueno, solo mira en la dirección que quieres que el caballo vaya.”

No tuvo otra opción. Miró hacia la ruta que tenía que seguir en vez de mirar muralla. De una manera impresionante el caballo dobló lentamente y siguió la línea de su mirada. Mi amigo se dio cuenta entonces que cuando miraba hacia la dirección que quería seguir, se inclinaba y tiraba las riendas. Mi amigo hizo todo lo necesario para enviar las señales correctas al animal y el animal respondió.
La lección que aprendió ese día es que una persona va en la dirección que decide. Si la persona está mirando hacia la pared, se chocará contra ella. Si mantiene la miraba fija en su meta final, va a encontrar el camino para llegar a ella.

Mientras leí las palabras de San Pablo, me dí cuenta de que siempre nos estamos moviendo, ya sea de mal en peor o de bueno a más bueno y que nuestra dirección está determinada por el lado al que deseemos mirar.

domingo, 15 de agosto de 2010

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“Pero el Señor estuvo conmigo llenándome de fuerza, para que el mensaje fuera proclamado por medio de mí y llegara a oídos de todas las naciones; y quedé libre de la boca del león. El Señor me librará de todo mal y me salvará llevándome a su reino celestial. A El la gloria por los siglos de los siglos. Amén.  ” 
(2a. Carta a Timoteo 4:17-18)

Pablo encaró la muerte en Antioquía, Iconio y Listra. Gente furiosa lo persiguió en el templo, en las calles e incluso en la prisión.  ¡Hoy en día él estaría en casa en Iraq o en Estados  Unidos! El conoció la mirada del león con su boca abierta sobre él y el sonido del rugido del león en sus orejas. Pero una y otra vez el Señor lo rescató. ¿ Tengo leones en mi vida? ¿Están adentro de mi persona o fuera de ella? ¿Son en su mayoría otras personas o soy yo mismo mi mayor peligro? ¿Podría yo ser un león o una leona? Los leones son relativamente inocentes comparados con las personas.
San Ignacio de Antioquía se hubiera hecho amigo de los leones que estaban esperando por él en el Coliseo: sin embargo, el se refirió a los guardias romanos en el barco que lo llevaron a Roma como fieras.

Sea yo un león o sea que debo encarar a uno, yo sé que el Señor me va a rescatar. En el primer caso, el rescate va a tomar la forma de una transformación. Nada dentro o fuera de mí es demasiado grande para el ingenio amoroso de Dios, lo cual es su misericordia. Nada externo, pasado, presente o futuro es un rival para su amor por mí.  Cuando el Rey Dario, hambriento de su ayuno y molesto por su insomnio de la noche, bajó al amanecer a la cueva de los leones para ver que había pasado con el profeta Daniel, él lloró en temor y angustia, ‘Oh Daniel, ha sido tu Dios capaz de liberarte?’  Sabemos lo que viene. En la oscuridad de la noche Dios envió a su ángel para cerrar la boca de los leones. Ningún daño le ocurrió a Daniel, porque el confió en Dios. A la luz de esta historia podemos dejar que los leones vengan con toda su furia. El miedo se marcha y la esperanza se desliza  con el nuevo día. Para citar el conocido autor americano Russell Ford, se cambian los papeles: “Yo me siento como un león en una cueva llena de Danieles.”

miércoles, 28 de julio de 2010

El choque de la corrección

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Imagen: Desdecuba.com

“Tú enseña estas cosas, aconsejando y reprendiendo con toda autoridad. No dejes que nadie te menosprecie ”  (Carta a Tito 2:15)

Ojalá que este mandato directo de Pablo a Tito hubiera sido tallado en piedra sobre la entrada de nuestro tercer milenio. No hay espacio para equivocarse con las palabras de Pablo. Tito debe mantener las líneas de comunicación entre él y sus sacerdotes, diaconos y las santas mujeres que sirven las Iglesias que él fundó. No debe haber equivocación y no debe apartarse de sus deberes de exhortación y corrección.

Pablo nunca escatima palabras en sus prédicas o en sus cartas. Así había sido con Cristo y así es con Pablo; siempre es “sí” o “no”. Ahora Tito debe seguir su ejemplo.

La exhortación y corrección, concebidos como deberes, han perdido el prestigio en nuestro tiempo. Su valor se ha deteriorado notablemente.  Por todas nuestras preocupaciones y por ser políticamente correcto, ¿quién honestamente quiere ser corregido?

La corrección es cada vez más escasa y cuando aparece viene como un choque.

Se ha vuelto aún más raro que cuando se debe hacer, una persona con una posición de autoridad alta y bien evaluada corrija con valentía. Hemos sido testigos de desastrosas consecuencias de este tipo de situaciones en la Iglesia hoy en día, y hemos llorado por la terrible pérdida de almas. Además, este patrón es seguido con resultados desastrosos en la vida de las familias por todo el mundo.

¿Hay alguna cosa que yo como individuo pueda hacer para contrarrestar la inercia universal de ser correcto sin ser corregido? ¿Que parte juega la corrección en mi vida, en mi actitud conmigo mismo y con otros? ¿Tengo el coraje para aceptar la sugerencia de un amigo que indica que quizá mi vida no está yendo en la dirección correcta? ¿Tengo ganas de cambiar el curso? ¿Estoy dispuesto ha hacer ese cambio que me va a costar más que cualquier otro?

Cuando veo en mis hijos, mis amigos o mis compañeros de trabajo tendencias que los están extraviando levemente, ¿les digo y les ayudo a redireccionar sus energías antes que sea demasiado tarde? ¿Los amo con tal profundidad?

martes, 22 de junio de 2010

Un llamado urgente

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“ Aunque yo tengo todo el derecho en Cristo para ordernarles que hagan lo que es adecuado, se los pido en nombre del amor, siendo yo, Pablo, un hombre viejo, y ahora un prisionero por Cristo Jesús”.
(Filemón 1:8-9)

Recuerdo la primera vez que sucedió. Llamé a la casa de una familia que había experimentado una muerte aproximadamente un mes antes. El teléfono sonó muchas veces y después el sonido típico de la máquina contestadora. La voz fue lo que me sorprendió. Era la voz de la persona que había muerto semanas antes: “ En este momento no podemos contester el teléfono, pero si déjà un mensaje y la hora que nos llamó, le llamaremos de vuelta. Tenga un buen día”. Fue sorprendente y reconfortante al mismo tiempo. No dejé mensaje.

Las voz de San Pablo sorprendía y reconfortaba a las primeras Iglesias cristianas. Algunos lo conocieron, algunos solamente escucharon su voz a través de sus cartas o sus compañeros. Aún en su hora más oscura, él levantó la voz en gratitud por la cercanía con Jesús. Muchos después que él murió, hasta el día de hoy, es su voz la que nos urge, por amor, a vivir por Cristo.

Una vida de fe nunca es vivida en soledad. Necesitamos el soporte y la guía de aquellos que están haciendo el viaje de la fe. Necesitamos la voz de la comunidad para que nos desafíe.  Necesitamos la voz de la comunidad para que nos reconforte y nos sostenga. Necesitamos la voz de la comunidad para que nos diga que todo lo que debemos hacer lo deberíamos hacer por amor. Como parte de esa comunidad nos damos cuenta que hay poder en nuestra voz. Podemos aprisionar a otros con nuestras palabras de pena y crítica. Podemos liberarlos con nuestras palabras de amor y paz.

Y después, están las otras voces; las que se han ido a la casa del Señor. El tío que iba a misa todos los días. El vecino que estaba constantemente pendiente de los demás. La abuela que rezaba por nosotros incluso en los tiempos más difíciles. Todavía podemos oír aquellas voces que nos llamaban al amor de Dios.


miércoles, 12 de agosto de 2009

¿Qué significa “la espina en su carne” según San Pablo?

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Ninguno sabe con seguridad que significa lo que dijo San Pablo cuando habló de la espina en su carne. Algunos han especulado que él hablaba de las tentaciones de la carne. Pero, Tomás O’Curraoin, en Un Nuevo Comentario De La Sagrada Escritura, dice que este seguramente no era el caso. El sugiere que era una dolencia crónica y humillante con ataques agudos, así como la malaria.

Otro autor escribe que ciertamente San Pablo no hablaba de una enfermedad. Dice que algunos dicen que la espina de San Pablo es la persecución de los que anteriormente compartían su misma religión. En el Nuevo Comentario Bíblico de San Jerónimo un estudioso por nombre Murphy O’Connor comenta que muchos interpretan esta frase diciendo que se refiere a una indisposición psíquica o física que, en la tradición judía, hubiera sido causada por Satanás o un demonio.

Sin embargo, este último autor inmediatamente comenta que en realidad el pasaje sugiere una fuente externa y personal de aflicción. El escribe que en el Antiguo Testamento ‘espinas’ significa ‘enemigos’. Por eso la espina en la carne de San Pablo hubiera podido ser la hostilidad que San Pablo encontró en sus propias comunidades.

Blogumulus by Roy Tanck and Amanda Fazani

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